Discurso del presidente Alejandro Toledo en suscripción solemne del Acuerdo Nacional

Palacio de Gobierno 22 de julio del 2002

Señor Secretario General de la Organización de Estados Americanos
Señor Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela
Señor Presidente del Congreso
Señores Vicepresidentes de la República
Señores ex Presidentes de la República doctores Alan García, Valentín Paniagua y Francisco Morales Bermúdez
Señores Vicepresidentes del Congreso
Señores Ministros representantes de los gobiernos amigos
Señores enviados especiales
Señores Ministros

Señores Congresistas
Señores integrantes del Acuerdo Nacional
Amigos de la Comisión Consultiva y de la Secretaría Técnica del Acuerdo Nacional
Autoridades de los poderes del Estado e instituciones.

Este acto es un hito en el camino democrático que iniciamos los peruanos hace más de dos años.
Y por eso hemos querido compartirlo con la comunidad democrática internacional a cuyos representantes les agradezco en nombre de los peruanos por su generosidad y su interés en el Perú.

Gracias amigo César Gaviria,
Gracias amigo José Vicente Rangel
Gracias Ministro Joseph Piqué
Gracias Ministro Luis Maldonado
Gracias Ministro Ricardo Solari
Gracias Ministro Ramiro Cavero
Gracias Senadora Cecilia Romero y Diputado Arthur Virgilio
Gracias amigo Pablo Guerrero
Gracias amigos Gerardo Chevalier, Augusto Ramírez Ocampo, Eduardo Stein y Diego Achard
Gracias amigos de la Concertación Chilena
Gracias señores Ministros de Justicia iberoamericanos y de la Unión Europea

Gracias amigos por estar aquí.
No tendría sentido que estemos aquí rindiendo una promesa al futuro sin que expresáramos nuestro dolor por el presente, por esas 28 vidas jóvenes truncadas por la negligencia y el infortunio en la madrugada del sábado último, y si no nos pesara tanto en el alma los miles de peruanas y peruanos, particularmente niños, afectados por la inclemencia del frío.

Al solidarizarme con los que sufren por estas tragedias no puedo dejar de repetir una vez más con Jorge Basadre, Haya de la Torre, Mariátegui, Fernando Belaúnde y Roberto Ramírez del Villar, entre otros, que los peruanos somos más grandes, más fuertes, inmensamente superiores a cualquier revés y prueba de la historia.

Amigos y amigas:

Hace poco más de cuatro meses, nos reunimos aquí para comprometernos a alcanzar un Acuerdo Nacional que contengan políticas de Estado de largo plazo que nos permitan tener una mirada común del futuro.

Puedo decirles hoy con satisfacción y orgullo que este objetivo se ha cumplido con creces. El Acuerdo que acabamos por suscribir logra reflejar la voluntad de los peruanos para encarar los desafíos del futuro en base a tres propósitos: hacerlo en democracia, juntos, y a partir de un gran proyecto nacional.

Los niveles de consenso alcanzados en el Acuerdo Nacional son impresionantes. Debo decirles, por ejemplo, que el gobierno presentó al inicio 17 políticas de Estado pero que durante el debate logramos ponernos de acuerdo en 29.

Es decir, amigos, encontramos más coincidencias de las que creíamos y eso quiere decir que el gobierno, los partidos políticos y la sociedad civil han honrado ante el país su palabra empeñada.

Lo que se ha logrado no es poco. Acordar 29 políticas de Estado en detalle, en poco más de cuatro meses de trabajo, y en medio de un clima político y social que reconozco es complejo, refleja ante todo un alto grado de madurez de los liderazgos nacionales.

Yo los felicito por eso.

La trascendencia del Acuerdo en el corto plazo es vital par la vida cotidiana de la gente. Ninguno de los líderes que están aquí hubiera insistido tanto en la concertación si es que no se traducía en la existencia diaria de la gente.

Por ejemplo, este Acuerdo nos permitirá destinar como mínimo el 6 pro ciento del PBI a la educación. Es obvio que ello se reflejará rápidamente en el fortalecimiento de la educación pública.

Del mismo modo, nos permitirá, por ejemplo, en el caso de la salud, reducir al mínimo la incidencia de los azotes como la tuberculosis, el dengue y la fiebre amarilla, en los próximos tres años.

Este acuerdo, además, permitirá ascender el Perú, gradualmente del puesto 63 al 48 en el ranking de competitividad. Ello significa, por ejemplo la duplicación de nuestras exportaciones en el plazo de 5 años.

Para las peruanas y peruanos es vital ponerse de acuerdo. Durante décadas, las palabras consenso, concertación y pacto habían sido casi desterradas del vocabulario político.

En todo caso, el consenso era la excepción de una práctica política basada en la confrontación y el conflicto abierto que terminaban dañando las instituciones.

Y quizás por causa de esa cultura de la confrontación los peruanos no hemos profundizado en el diálogo y hemos preferido poner por delante lo que nos separaba y no lo que nos unía.

Si nos atenemos a los resultados de este Acuerdo Nacional, estoy seguro que podemos cambiar la historia, y establecer para siempre entre nosotros una cultura del acuerdo sin sacrificar nuestras identidades partidarias o sociales.

Por eso quiero rescatar lo inédito de esta experiencia.

Primero, es la primera vez en la historia de la república que cristalizamos un compromiso político de tanta amplitud y profundidad a convocatoria del gobierno y no contra él, a diferencia de otras experiencias en las que tuvo que lograrse acuerdos contra un poder autoritario que amenazaba con eternizarse.

Segundo, es también la primera vez que en una mesa se han puesto de acuerdo sobre el futuro los partidos, el gobierno y la sociedad civil, un hecho que no sólo ratifica la amplitud de los partidos, puesto ya de manifiesto en los años de la lucha por la democracia, sino que evidencia la trascendencia que hoy tiene la sociedad civil en el Perú, profundamente democrática.

Tercero, el Acuerdo Nacional, si bien se sustenta en el largo plazo contiene decisiones de corto plazo que cada uno de los firmantes debe asumir.

Yo he vuelto a revisar estos días el Acuerdo que acabamos de firmar y he encontrado políticas de Estado con tanto detalle y precisión, de manera que se hace obligatorio empezar a ejecutar ahora mismo esas políticas.

En el caso del gobierno, quiero anunciar tres medidas que implementaremos en el corto plazo como resultado de este acuerdo:

  • Anuncio que mi gobierno presentará en el más breve plazo al Congreso un proyecto de ley para la constitución de un Centro de Planificación Estratégica, en cumplimiento de la Quinta Política de Estado del Acuerdo Nacional sonre planificación.
  • Este proyecto de ley será presentado antes a las organizaciones políticas y sociales que forman parte del Acuerdo Nacional que volverá a reunirse el mes de agosto.
    Anuncio que en el mes de Agosto, el gobierno designará una Comisión de Alto Nivel que formule el Plan Nacional de Infraestructura y Vivienda, el mismo que deberá estar listo a finales del presente año, esto en cumplimento de la Vigésima Política de Estado.
  • También anuncio que el gobierno reimpulsará la Reforma del Estado, en función de los temas acordados en la Vigésima Cuarta Política de Estado que nos obliga a todos alcanzar como logro nacional un estado transparente y eficiente.

Amigas y amigos:

El resultado que hoy ustedes le entregan al país plasma la gran aspiración de contar con una visión común del futuro.

De eso hemos carecido y sobre esa ausencia hicieron énfasis la mayoría de los hombres que pensaron el Perú y que fundaron los movimientos que animaron el Siglo XX.

Llámese como se llame -proyecto nacional, plan de largo plazo o programa del Siglo XXI- lo cierto es que tenemos ante nosotros un instrumento para cambiar la realidad.

Soy suficientemente realista para saber, como ustedes, que como toda obra humana tiene probablemente omisiones. Como todo acto que se suscita luego de la recuperación de la democracia, debe esperar para plasmarse en el optimismo de la gente.

De eso los líderes políticos y sociales estábamos de antemano conscientes. Así, sucedió por ejemplo con el Acuerdo de Gobernabilidad que firmamos los grupos democráticos en noviembre de 1999 a iniciativa de Gustavo Mohme Llona.

Inmediatamente recibimos la apatía cuando no la crítica abierta, pero los acontecimientos, y nosotros mismos, demostramos que nos encontrábamos en el camino correcto.
Por ello insisto esta noche en lo que dijimos las últimas semanas, que el Acuerdo Nacional no es un punto de partida sino de llegada.

Es decir, aquí no acaba el consenso sino que empieza un vasto proceso de nuevos consensos, en mayor detalle, con un calendario mucho más preciso, y con resultados más tangibles.

Amigas y amigos:

Los felicito por el éxito logrado y convoco a los nuevos partidos democráticos que están naciendo a la vida nacional y a las organizaciones sociales a que respalden el Acuerdo, a que hagamos de él un poderoso catalizador del desarrollo del país.

Hagamos realidad los sueños de los que hace 181 años soñaron con el Perú.

Muchas gracias.

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