Acuerdo Nacional, ¿Aún tiene utilidad en la política peruana?

En el esfuerzo de forjar el respaldo político a la demanda que se presentará en la Corte de La Haya por la controversia limítrofe con Chile, surgió un aspecto colateral -pero también importante- sobre la relevancia del Acuerdo Nacional (AN) en el momento actual.

El planteamiento vino desde el Congreso. Algunos de sus miembros reclamaron que este sea la instancia apropiada para conocer el esquema que se llevará a La Haya, y para ofrecerle respaldo político, en lugar del AN. La posición también fue asumida por su presidente, Luis Gonzales Posada, quien hizo bien en defender el fuero que representa.

Al final, el gobierno logró el apoyo a su propuesta y al equipo responsable de las gestiones en La Haya, tanto en el Congreso como en el AN, pero quedó en el aire la inquietud sobre la utilidad real de esta última.

Es cierto que dicha instancia ha ido perdiendo peso político en el último año, a pesar del esfuerzo por mantenerla viva por parte de su secretario técnico, Max Hernández, y del premier Jorge del Castillo, cuya oficina queda al lado del AN.

En parte, ello obedece al protagonismo creciente del Congreso y a la aspiración de sus integrantes de fortalecer su papel, por lo que perciben al AN como una instancia competitiva que es preferible desdeñar. El presidente Alan García -al igual que su antecesor Alejandro Toledo- tampoco le ha prestado mucha atención a este foro. Asimismo, la representación del AN ha perdido fuerza, pues algunos de sus integrantes prácticamente han desaparecido del escenario.

Otro factor que ha debilitado al AN es que, a pesar de haber aprobado en su seno 31 políticas de Estado, su cumplimiento efectivo ha sido frágil. Un ejemplo clamoroso está en la educación, a la cual se acordó una asignación presupuestal que nunca ha pasado de ser una declaración bienintencionada pero sin un correlato con la realidad.

No obstante, si bien el AN ha perdido relevancia, debe ser preservado debido a la continuidad del desprestigio del Congreso y la falta de instancias de acuerdo social. Uno nunca sabe cuándo el país volverá a necesitarlo.

Fuente: Perú 21 – EDITORIAL
Fecha: Lunes 14 de enero de 2008

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