Por Max Hernández. Secretario técnico Acuerdo Nacional
La necesidad de concertar, dialogar y aproximarse es tan natural como la tendencia al conflicto. En momentos de tragedia, como la que hemos vivido, las fuerzas que tienden a buscar el entendimiento superan a aquellas que pretenden encerrarnos en nuestros conflictos y diferencias.
En el Perú, hemos tenido importantes momentos de concertación. No es exagerado subrayar que la suscripción del Acuerdo Nacional en el 2002 significó la vocación de la sociedad civil, de los partidos y del Gobierno de buscar un espacio para ponernos de acuerdo por encima de las ideologías.
El gran pacto consiste en ver cómo propiciar la continuación del crecimiento y, a la vez, que este sea inclusivo, capaz de propiciar desarrollo humano y de integrar a una sociedad dividida y fragmentada, pero con gran anhelo de incluirse.
Los esfuerzos por comunicar de estas instancias de concertación tal vez no hayan sido suficientes. Pero también debe señalarse que estos esfuerzos solidarios solo son noticia en los momentos trágicos. En el día a día, la mediación de la búsqueda de acuerdos –a cargo de organismos como el Acuerdo Nacional, el Consejo Nacional del Trabajo y el Pacto Social– debería ser propuesta de la mejor manera posible.
Fuente: El Comercio
Fecha: Lunes 20 de agosto de 2007