El proyecto de presupuesto nacional para el 2005 que el Ejecutivo ha enviado al Congreso para su aprobación ha terminado por demostrar a la opinión pública del país que el Gobierno, ya desde hace algún tiempo, ha decidido ignorar olímpicamente los acuerdos y conclusiones, que luego de arduos y prolongados debates, adopta por consenso el Acuerdo Nacional.
Esas treinta políticas de Estado, acordadas y hechas conocer a la opinión pública del país, representan cientos, tal vez miles, de horas de trabajo entregadas al noble propósito de poner a disposición de quienes ejercen el poder lo mejor de la opinión de especialistas, de técnicos, de políticos, etc., en la voluntad suprema de contribuir a reformar y democratizar un Estado que siempre se ha mostrado ajeno e indiferente a las demandas y necesidades de la población.
Nada de eso pareciera haber sido valorado por el Gobierno y sus funcionarios. Sin dudas, aprovechando que las políticas aprobadas por el acuerdo no tienen el carácter vinculante, se las ha marginado, no se han consultado a los equipos especializados que organizó el acuerdo, no se ha sometido a la opinión del foro asuntos de trascendencia nacional, como decisiones en el campo de la salud y la educación, y se ha preferido seguir la ruta de la administración de recursos del Estado privilegiando las presiones políticas antes que las demandas sociales.
¿Cómo se explica, por ejemplo, que el llamado Pacto Social de Compromiso Recíproco por la Educación, que fue el fruto de largas jornadas de trabajo conjunto con el Consejo Nacional de Educación, y que obtuvo como producto una nueva visión de lo que debe ser una educación democrática, participativa, moderna, enfrentada técnicamente a resolver nuestras deficiencias y a garantizar el respeto a los derechos de profesores y alumnos, haya sido respondida por el Gobierno con un presupuesto que aumenta solo en 0,06% del PBI al anterior, que no logrará alcanzar el 6% del PBI para el 2006, y que desmiente en todos los idiomas aquel estribillo electorero de que este Gobierno sería el de la Educación?
¿ Qué explicación puede darse al país para justificar que de los 1.180 millones de soles de aumento para el 2005, solicitados por el ministro de Educación para enfrentar esas políticas de reforma educativa, el Gobierno le haya asignado solamente 38 millones más?
¿ Por qué no se aplican criterios de tratamiento coherente, como se ha hecho con el Ministerio de Defensa, al que premian con 500 millones más en el presupuesto, agregado a la creación de un Fondo Nacional de Defensa que se beneficiará con las regalías de Camisea?
También en el caso de la reforma de salud, tuvimos arduos e interesantes debates del Foro con los equipos técnicos del ministerio correspondiente y se logró definir una política de salud y seguridad social que creímos representaba una innovación en estos sectores tradicionalmente deprimidos.
La disminución de 50 millones de soles en el 2005, como lo ha destacado Pedro Francke, no solamente impedirá aumentar la cobertura del SIS, sino que hará colapsar la existente, y obligará a abandonar los programas de lucha contra tuberculosis, sida, malaria, etc.
El Acuerdo Nacional tendrá que dilucidar en su próxima reunión la conducta a seguir, o hacer respetar sus acuerdos o empezar a tomar distancia y buscarle otro camino a sus logros.
ERNESTO VELIT GRANDA Analista político
Fuente: El Comercio – OPINIÓN
Fecha: Jueves 30 de setiembre de 2004