La hora de escuchar a los excluidos

El pacto social, la CGTP y los que no tienen voz

Por Eduardo Farah.  Presidente de la Sociedad Nacional de Industrias

El pasado 28 de julio el presidente de la República invocó a todos para la formación del denominado Pacto Social, que no es otra cosa que la búsqueda de un entendimiento entre los actores sociales, laborales y empresariales para solucionar nuestros problemas, teniendo como objetivo fundamental el bienestar de todos los ciudadanos.

A pesar de la importancia que reviste este llamado para el país, hace unos días los representantes de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) anunciaron su retiro del Pacto Social y luego señalaron que el próximo 25 de agosto definirán su participación en este foro. Al margen de los motivos que hayan generado esta posición, creo que no debemos paralizar la viabilidad de este Pacto Social por la indecisión de una agrupación. Por el contrario, es necesario que este mecanismo avance y, sobre todo, que por fin logremos que todos los ciudadanos del país se sientan realmente representados.

En este punto me refiero en forma concreta a los miles de trabajadores que no se encuentran en planilla y que no gozan de algún beneficio social, a las miles de microempresas que operan en el país y que, simplemente, no existen para Essalud o para la Sunat, pero que están allí, sumergidas en la informalidad, pero luchando día a día por sacar adelante a sus familias.

Ellos, que constituyen un gran segmento –si no es el mayor– de la población peruana, curiosamente son los que no tienen voz, los que no pueden expresar lo que necesitan o lo que esperan, los que no tienen quién los represente, aunque muchos se jacten de trabajar por ellos. Es por eso que consideramos que este Pacto Social es una nueva oportunidad –tal vez la última– de sentarnos a discutir grandes problemas internos, pero con la participación de todos los actores, con énfasis de esa mayoría que casi siempre queda excluida de las grandes decisiones del país.
Es hora de escuchar a los sin voz, de canalizar nuestros esfuerzos para lograr que sean realmente representados en foros como el Pacto Social. Nuestra preocupación y nuestra creatividad debe centrarse en buscar la manera de que los acuerdos cuenten con el aval de toda la población, dejando de lado discusiones muchas veces promovidas por reducidos grupos que anteponen la política al bienestar social. Y dicen que trabajan por los pobres del Perú.

El Perú ya no está para eso, para más juegos políticos, para pérdida de tiempo. Ahora tenemos que ser conscientes de que necesitamos mantener la senda del crecimiento, pero sobre todo lograr que el famoso chorreo lo sientan todos, en especial los excluidos, quienes tienen el derecho de ser escuchados. Busquemos, pues, la forma de conciliar sus intereses y lograr su adecuada representación en el Pacto Social.

En tanto, la CGTP puede seguir evaluando si participa o no en este foro. Esa es una decisión particular de una agrupación que no debe acaparar el interés nacional. Esta vez no.

Fuente: El Comercio
Fecha: Lunes 13 de agosto de 2007

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