Por fin emerge algo que saca al Acuerdo Nacional de su campana de cristal. Toda una saludable sorpresa. En efecto, el Pacto de Mediano Plazo por la Inversión y el Empleo Digno, suscrito por los integrantes del Acuerdo Nacional , dice mucho de que no quedará en el papel como un adorno burocrático más.
Es la primera vez que los sectores más representativos del país se ponen de acuerdo en una premisa básica que la inversión es la base para generar trabajo y que por consiguiente no hay razón para ponerle piedras en el camino.
Queda claro que esa es la raíz de la cual emana una serie de políticas de Estado para asegurar la estabilidad económica, integrar el país al mercado mundial, reducir la precariedad laboral y la informalidad, desarrollar la educación y tecnología, promover inversión en infraestructura, eliminar barreras burocráticas y fomentar los derechos de propiedad, entre otras cosas.
Ahora bien, el reto es llevar estos acuerdos a la práctica y aterrizar en acciones concretas que básicamente están contenidas en el mencionado pacto.
L a lista es larga, pero basta citar cinco medidas urgentes señaladas en el documento, que bien podrían echarse a andar de inmediato: asegurar el manejo responsable y coherente de los ingresos y gastos públicos, realizar una reforma tributaria, en un horizonte de por lo menos diez años, garantizar la reforma integral de la administración de justicia, respetar la autonomía del Indecopi y de los organismos reguladores, y concertar una estrategia de negociación que dé prioridad a la competitividad.
Esto es indispensable si deseamos alcanzar las metas que se han fijado para el año 2011: lograr un crecimiento sostenido de 7%, reducir el subempleo (hoy más de 50% a no más de 25% de la PEA), la eliminación progresiva del déficit fiscal, ampliar la base tributaria, lograr tratados de libre comercio, etc.
Si estas medidas pudiesen iniciarse antes de las próximas elecciones, habríamos sentado las bases para esperar con optimismo que las ambiciosas metas fijadas en el Pacto de Mediano Plazo por la Inversión y el Empleo Digno se cumplan. De lo contrario, habremos escrito una nueva carta de intención en el pizarrón de las frustraciones nacionales.
Fuente: El Comercio – EDITORIAL
Fecha: Domingo 16 de Enero de 2005