Tres fanfarrones de mal vivir bebían en una taberna cuando se enteraron de que un amigo suyo había sido asesinado por un ladrón silencioso llamado la Muerte. Decidieron entonces buscarla y matarla. En el camino, un anciano les pidió limosna; entre insultos, le preguntaron por el paradero de la Muerte. El anciano les dijo que la encontrarían debajo de la encina más cercana.
Al llegar hallaron una bolsa con una gran cantidad de monedas de oro y se olvidaron de su propósito inicial. Acordaron que el más joven fuera a la ciudad a comprar vino y víveres para celebrar. En su ausencia, los otros dos acordaron eliminarlo para repartirse la fortuna entre ambos. Pero el joven tuvo un plan parecido, compró dos botellas de vino, una para sí y a la otra le echó veneno. Al volver los otros lo mataron y luego bebieron una y otra botella. Así se cumplieron las palabras del anciano: hallaron la Muerte bajo la encina.
La realidad es más prosaica y no necesariamente tan dramática como este relato de “Los cuentos de Canterbury”, pero al leerlo no puedo menos que hacer algunas asociaciones.
Como parte del proceso de descentralización, los departamentos tienen la oportunidad de integrarse en regiones, generando escalas más apropiadas para el desarrollo. Por ello, dieciséis departamentos irán a un referéndum en octubre. Otros proyectos no han llegado a concretarse. En Ica, los agroexportadores hicieron retroceder la integración con Ayacucho y Huancavelica al señalar que estos departamentos son pobres y, en cambio, en el suyo hay pleno empleo. Cajamarca se puso al margen del proceso; algunos argumentaban que tienen recursos como los de la minería, mientras que Lambayeque no tiene nada comparable.
Probablemente hay también otras razones. En asuntos tan complejos pocas veces hay una sola explicación, pero salta a la vista que miran sus riquezas como si fueran eternas e invulnerables. Sin embargo, la prosperidad del agro iqueño depende mucho de la firma de un tratado de libre comercio que requiere de consenso social, en tanto Cajamarca tiene un camino por recorrer en lo que se refiere a construir una relación entre agro y minería que evite conflictos inmanejables.
De Huancavelica se puede decir no solo que es muy pobre, sino que tiene uno de los gobiernos regionales con más proyectos aprobados por el temido Sistema Nacional de Inversión Pública. Sé de un experto en promoción del desarrollo, nacido en ese departamento, con una linda familia que reside en Lima hace décadas, que vive ahora entre Lima y Huancavelica, con lo que eso significa en número de horas de viaje por tierra a miles de metros sobre el nivel del mar. Es uno de los que trabaja para obtener ese resultado.
Cuando la riqueza se vuelve una traba para mirar más allá y lleva a encerrarse en sí mismo, la autocomplacencia, puede colocarnos cerca de la encina. La generación de una riqueza verdaderamente sostenible pasa por crear lazos y suscitar compromisos, incorporando en términos más equitativos a quienes son parte de nuestro entorno.
Fuente: El Comercio – Economía
Fecha: Martes 12 de Julio de 2005